Mónica Carillo, Center for Afro-Péruvian Studies; Studies on the African Diaspora and Afro-Americans
Existen avances diferenciados entre los estudios sobre población afrodescendiente de la región, siendo Brasil y Colombia los países latinoamericanos que presentan mayor desarrollo al respecto. Con respecto a la reunión “Conversations for sustaining Black Studies in the 21st century” compartimos los siguientes comentarios:
Diversidad de Conceptos y Enfoques.
Como se señaló anteriormente existen diversas terminologías utilizadas: Diáspora Africana, Estudios Negros, Estudios Afroamericanos. Según lo explicado por los expositores esto visibiliza las diversas perspectivas en el momento de la creación de los programas, pero actualmente existen más similitudes que diferencias ya que los enfoques tienden a unificarse.
Una de las observaciones fue que los Estudios Afroamericanos son sinónimos de Estudios Afroestadounidenses, ya que no se incluye a las demás naciones americanas. Ante esta observación los profesores dieron dos tipos de respuestas: que era una cuestión de terminología ya que en inglés no existe la palabra afroestadounidense; hasta el reconocer la ausencia de una visión incluyente de las otras naciones americanas.
Se señaló que actualmente existe la tendencia de incluir a los inmigrantes y a los afrolatinos como tema-objeto de estudio. La Universidad de Texas mostró una perspectiva que respondía de mejor manera al sentido “diaspórico”, es decir, que analizaba la diáspora africana conectada visiblemente con América del Sur. El programa de la Universidad de Florida también enfatiza esta perspectiva, influenciado por el contexto de Miami donde hay importante presencia de inmigrantes de Centroamérica y El Caribe.
Necesidad de Reorientar las Perspectivas a Través de la Concertación
Estas diferencias implican también una comunicación poco fluida entre los programas. Uno de los puntos neurálgicos fue cómo conectar estos estudios con la vida cotidiana de la población, es decir, cuál es la utilidad y cómo desde la academia se puede promover la eliminación del racismo estructural que viven las comunidades afroestadounidenses — o en todo caso, afroamericanas que viven en los Estados Unidos.
Se evaluó la importancia de haber construido nuevos referentes especialmente a través de las ciencias sociales, lo que originó el desarrollo de una nueva generación más conciente de sus derechos, de su aporte a la construcción de la nación gracias al acceso a estos programas.
Los Límites de las Acciones Afirmativas
Estos programas de estudios nacen como parte de las acciones afirmativas que tienen el objetivo de visibilizar el aporte de la población afroestadounidense y generar nuevos paradigmas de conocimiento. Las acciones no fueron sólo la creación de los programas, sino la existencia de cuotas en diversos espacios de participación, la inversión económica en proyectos de investigación. Actualmente existe una tendencia de los jóvenes — generalmente hijos y nietos de la primera generación que accedió a las cuotas — a no querer recordar aquello y desconocer la importancia histórica de las acciones afirmativas.
Esto a su vez responde a una estrategia desarrollada por quienes están en contra de las cuotas, que agreden a los afrodescendientes señalando que su ascenso social o educación no es producto de su capacidad intelectual, sino por el privilegio ganado por las acciones afirmativas. Al estar debilitado el movimiento afroestadounidense por los nuevos temas que condicionan su agenda y estar inmersos en una lógica de extremo neoliberalismo e individualismo, no existe el sentimiento colectivo de unidad que promovió que se desarrollen las luchas por los derechos civiles y políticos.
Orientación y Optimización de los Recursos Económicos
Este tema tuvo importante peso en la discusión que fue planteado por los responsables administrativos de algunos de los programas académicos.Las tensiones entres las diversas áreas de las universidades y la necesidad de debatir internamente para que el peso de los estudios sobre diáspora africana no sólo responda a una necesidad diseñada desde las acciones afirmativas y el movimiento político, sino con la importancia y el espacio que tienen otros estudios y disciplinas.Desde los anfitriones se discutió la importancia de identificar cuáles eran las orientaciones, no sólo en temática sino en perspectiva y enfoques.
Estableciendo Paralelismo
Sobre los temas señalados anteriormente brindaremos algunos comentarios encaminados a conectar este importante debate con América del Sur.
Los estudios sobre población afroamericana en América del Sur tienen matices diferenciados. Remontándonos a la historia citaremos algunos de los comentarios de Jesús Chucho García el artículo “Encuentro y desencuentros de los “saberes” en torno a la africanía “latinoamericana”[1], donde señala que han existido tres enfoques determinantes en los estudios sobre la africana en las Américas: El primero es un enfoque con tendencia “instrumental científica” que objetualiza a los afrodescendientes que aparentemente no tenían conocimiento de su cultura, desconociendo sus aportes a la independencia de sus países y que existieron africanos que regresaron a África en lo que denomina “diáspora del retorno”. El segundo es el enfoque intelectual con referentes salpicados de exotismo, desprecio a otras culturas y muchas veces de endorracismo. El tercero es desde el reconocimiento como sujeto afrodescendiente, que reflexiona sobre sus propias practicas y las sistematiza.
Tratando de retomar algunos elementos planteados en la discusión realizada por los académicos estadounidenses en la reunión señalada, planteamos las siguientes ideas:
Diversidad de enfoques y contextos. Como hemos señalado anteriormente, existe una estrecha relación entre las corrientes académicas de estudios sobre diáspora africana y el movimiento político afrodescendiente, ya que el desarrollo académico ha sido impulsado por el movimiento a través de dos ejes: la existencia de políticas públicas que por un lado garanticen el acceso a la educación y por otro, que promuevan programas e investigaciones sobre población afroamericana.
Las perspectivas estadounidenses han determinado el desarrollo de los estudios en Latinoamérica, con el importante aporte de los enfoques diversos pero con limitaciones que se visibilizan cuando se tratan de aplicar conceptos que responden a la realidad de ese país, que tiene características marcadamente diferenciadas a los demás países de América.
Por ejemplo la definición “afroamerican” o “african american” ha sido utilizada como sinómino de “afroestadounidense.” La gran mayoría de afrodescendientes de América del Sur o del Caribe, no se identifican con esta palabra que es calificada como ‘importada’, porque la sociedad en general- incluyendo a lo/as afroestadounidenses la utilizan para referirse únicamente a Estados Unidos.”[2]
Las organizaciones afroestadounidenses no han establecido aún lazos concretos con los afrodescendientes de latinoamérica o Centroamérica que habitan en Estados Unidos, quienes se encuentran invisibilizados y son discriminados por ser parte de la “periferia.” Gran parte de la población estadounidense no sólo desconoce al otro (inmigrante- latino), tampoco le interesa conocerlos. La mayoría de lo/as afroestadounidenses son parte de la lógica individualista, que se centra en los universos personales y ordena las vidas según el consumismo y el capitalismo neoliberal.
La pensadora afroestadounidense bell hooks señala que “para las mujeres negras, también es más fácil muchas veces hablar sobre el género e ignorar la clase, porque muchas de nosotras no nos hemos desposeído de nuestro apoyo al capitalismo y de nuestro anhelo de lujos. Creo que una cosa es disfrutar de la buena vida, de la belleza, y de las cosas y otra muy distinta apoyar el asesinato de otra gente para poder tener un bonito coche y otros caprichos”
En este contexto la utilización del término afrodescendiente en vez de afroamericano, encuentra sustento y espacio de afirmación en la población latinoamericana, que siente reflejada su ascendencia. Este término señala claramente que la ascendencia africana en las Américas fue consecuencia directa de la diáspora ocasionada por el crimen de la esclavitud y su utilización permite el desarrollo de estrategias más efectivas en el marco de derecho internacional y la implementación de acciones afirmativas.
Individualidad versus colectividad
En países donde existe mayor mestizaje y presencia indígena, las agendas de los movimientos son débiles y están referidas aún a la consecución de derechos fundamentales y reconocimientos legislativos, evidenciándose grandes brechas con relación a Estados Unidos.
Nos hemos desviado del tema para poder explicar cómo los movimientos sociales y el contexto diferenciado de mestizaje y “afroinidianidad”—como dice Chucho García—ha determinado las perspectivas de los estudios en América del Sur con relación a Estados Unidos y que resulta necesario repensar en las perspectivas que respondan a los procesos históricos de las regiones.
Perspectivas en la Región Andina.
En América del Sur, encontramos diversos avances que se relacionan también con el número de población y con los procesos políticos de los movimientos sociales. En Colombia, por ejemplo, es a partir de la famosa Ley 70 que se reconoce de manera clara a los pueblos afrocolombianos y por consiguiente permite el desarrollo de otras políticas públicas. El Ministerio de Educación promueve una política denominada “Cátedra Afrocolombiana” y “Etnoeducación” mediante el Decreto 804 de 1995, “el gobierno Nacional reglamentó la atención educativa a los grupos étnicos, fijando como regla general la etnoeducación, la territorialidad, la autonomía, la concepción de vida de cada pueblo y su historia e identidad según sus usos y costumbres”[3]En octubre del presente año la Universidad del Cauca realizará el Coloquio sobre Estudios Afrocolombianos que tiene como objetivo “conocer cuales han sido los desarrollos obtenidos hasta el momento en el campo de los estudios académicos sobre el tema, y elaborar a partir de ellos un estado de la cuestión.”[4]
En el caso de Ecuador existe un programa de la Universidad Simón Bolívar que tiene una especialización con perspectiva de la región andina. Perú y Bolivia son los países donde no se identifica un mayor avance al respecto, lo que consideramos tiene como limitantes: la debilitada organización de sus movimientos políticos que no han logrado consolidar un movimiento que plantee políticas públicas en educación que garantice por un lado el acceso de los afrodescendientes, y por otro el desarrollo de líneas de investigación.
En el caso del Perú al ser uno de los ejes del poder colonial podemos encontrar importantes investigaciones históricas o historiográficas con énfasis en las características del tráfico esclavista. Pero no podemos afirmar que existe una corriente de estudios afropéruanos que debata sobre lineamentos que construya una agenda con ejes temáticos que respondan a la necesidad de producción de conocimiento como a los tantos vacíos de las ciencias sociales.
Uno de los retos es fortalecer el pensamiento crítico que coloque la experiencia particular de los descendientes de la diáspora y la determinación de los procesos de mestizaje e indigenismo en los procesos de resistencia, con características diferenciadas del pensamiento afronorteamericano .
Es decir, un pensamiento que no sea la actualización del pensamiento europeo, estadounidense sino — como señala Walter Mignolo — “la desconolización del conocimiento partiendo desde nuestra experiencia histórica.”[5] En su propuesta de desconolización del pensamiento Mignolo plantea tres preguntas que resulta interesantes colocarlas como puntos de partida para una reflexión profunda: ¿Qué tipo de conocimiento queremos/necesitamos producir y transmitir? A quienes y para qué? ¿Qué métodos/teorías son relevantes para el conocimiento que queremos/necesitamos producir y transmitir? ¿Con qué fines queremos/necesitamos producir y transmitir tal tipo de conocimiento?
Es importante que exista un diálogo entre los movimientos sociales afrodescendientes y los académicos interesados en estos estudios. Resulta común encontrar a ‘negrólogos’ es decir, a investigadores que toman a lo ‘negro’ como objeto de estudio, basándose en concepciones racistas, naturalistas y cosificadoras.
Es por eso que la propuesta puede estar orientada a tener una perspectiva de análisis étnico racial aplicable a cualquier tipo de investigación. Es decir, tener en cuenta siempre cómo las diferencias étnico raciales determinan los procesos, enfoques y las teorías sobre las cuales se basa la producción de conocimiento contemporánea.
En ese sentido ¿cuál es el rol de lo/as investigadores en la producción de conocimiento? ¿Es posible pensar desde la afrodescendencia sin remitirse a la determinación del proceso esclavista? ¿Existe una cosmovisión y paradigmas de lo/as afrodescendientes de la diáspora que permita la (re)germinización del pensamiento americano desde esta perspectiva?
El promover la articulación y el debate de las perspectivas deberá tomar en cuenta la determinación del mestizaje en la reconfiguración de la nación péruana y de la población afrodescendiente a partir del siglo XIX — como señala Marcel Velásquez — la cultura pigmentocrática latinoamericana que califica a una persona como “negra” dependiendo de cuán oscura sea su color de piel.
Una de las propuestas aplicables a contextos como Péru y Bolivia puede ser entonces debatir sobre las perspectivas que pueden tener los Estudios sobre población afroandina, que podrían denominarse, afroamericanos, afropéruanos, de diáspora africana, o en el mejor de los casos reconfigurar las bases epistémicas que podrán ir desde lo que denomina Jesús García como afroepistemología hasta el retomar los enfoques diásporicos para acercarnos a reinterpretaciones que tomen en cuenta la cultura pigmentocrática de nuestros países.[6]
Endnotes
- Jesús García, “‘Chucho.’ Encuentro y desencuentro de los ‘saberes’ en torno a la africanía ‘latinoamerica,’” in Cultura, politica y sociedad: Perspectivas latinoamericanas, ed. Daniel Mato (Buenos Aires: CLACSO, 2005), 359–77. ↵
- bell hooks, “Challenging Capitalism and Patriarchy,” Z Magazine, December 1995. ↵
- Cecilia María Vélez White, “Documento No 2 Cátedra de estudios afrocolombiaños,” Misterio de Educación Nacional, October 2004. ↵
- Universidad del Cauca, Centro de Educación abierta y a distancia (CEAD), Grupo de Investigaciones para la Etnoedcacion (cead@ucauca.edu.co), Primer Coloquio de Estudios afrocolombiaños. ↵
- Walter Mignolo, en enrevista con Catherine Walsh, in Indisciplinar las ciencias sociales. Geopolíticas del conocimiento y colonialidad del poder. Perspectivas desde lo Andino, ed. C. Walsh, F. Schiwy, and S. Castro-Gómez (Quito: UASB/Abya Yala). ↵
- Marcel Velásquez, Las máscaras de la representación. El sujeto esclavista y las rutas del racismo en el Perú (1775–1895) de Castro(Lima: Fondo Editorial de San Marcos y Banco Central de Reserva del Perú, 2005). ↵